Conocer a
La realidad resultó estar a la par de mi imaginación.
Ahora, dejando la melancolía de un lado, cuento mi almuerzo del día de ayer.
A las 6 de la tarde, mi estómago me reclamaba comida. Me senté en la Av. 4 de Mayo, en un popular restaurante de pollo al estilo Arturo's. Mientras esperaba en mi mesa que alguien tomara la orden, tuve la sensación de estar sentada en un restaurante en una de las calles del centro de Caracas, aunque un poco más light y turístico. Arrugué un poco la cara, pero el pollo de esa mini cadena margariteña es bueno e impelable (y más económico).
Perdida en esos pensamientos, veo como un chico viene mirando para el techo mientras uno de los mesoneros venía con un pedido a paso apurado. Lo vi todo en mi mente en cámara lenta: el pollo rodando por el piso, los refrescos salpicando a todos los transeúntes y una lluvia de papas fritas que imaginaba me paraba a atajar con la boca mientras caían (sí tenía buuurda de hambre).
Sin embargo, mi mente siempre exagera un poco los acontecimientos y lo que imaginé divertidamente no pasó. La realidad fue que el peatón tropezó (como era de esperarse) con el mesonero; el mesonero se comportó como todo un torero: mantuvo el equilibrio, no derramó ni una sola gota y ni una papita voló por los aires. El distraído hombre abrazó al mesonero por la espalda (para no caerse) y el mesonero, dejando la bandeja de comida en una mesa vacía, se volteó, agarró al tipo y se puso a bailar con él.
A veces la realidad supera la imaginación.
JAJAJA, nuestra imaginación siempre nos juega unas malas pasadas. Lo del baile fue colosal primera vez que oido este tipo de cosas, jejejeje, me he reído aqui en las madrugadas Madrileñas (son la 1 am)
ResponderBorrarGusblog
me recordaste a Felipe el de Mafalda, que siempre la imaginación le estaba jugando malas pasadas jajaja... besos!
ResponderBorrarJejeje, Me gustó mucho este post... Muy al estilo de "La Náusea" de Jean Paul Sartre cuando a través del personaje contaba las vivencias en los café.
ResponderBorrarY bueno, hoy yo también lamento, lamento muchísimo no vivir en Caracas, por otra persona por allí, aunque también me gustaría compartir con el grupo de veneblogs...
la estabas ligando, no?... y ver a las papitas fritas volar...
ResponderBorrarjajajajajaj te digo que la realidad resultó mas divertida y positiva!!!!
ResponderBorrarBesos amigui!!!!
jajajjajaja que cómico :)
ResponderBorrarCariñosssss
Carito
Hola Mila! pero que momento kodak! Me encanto! Y muy cierto, amiga, la realidad supera con creces a la imaginacion! ;-)
ResponderBorrarBesoooos
Saludos desde L.A.
Está de poner en una película, Mila. Buen cuento. Ja!
ResponderBorrarSaludos!
...a veces esta realidad de vida supera a la antónima surrealidad...se quedan pequeñas las escenas de la "Canatante Calva" de Ionesco.
ResponderBorrarOOOOleeeeeee!!!!! por el mesonero, que imagino hizo hasta malabares para que no se le callera la comida. Bueno supongo que cuando uno lee lo que alguien escribe se hace una idea de como es la personalidad de dicho individuo, aveces se expresan más cosas de esta manera que hablando.
ResponderBorrarMuy caribeño el cuento, de esas cosas q se ven en el mar de las antillas.
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