Después de haber hecho el ritual, de contemplar, de viajar a mi centro, de desordenar mi orden, de reinventarme, de convertirme nuevamente en campanita, de fusionarme con las nubes, de integrarme con el todo y la nada.
Después de besarlo, de reposarme, de levantarme, de visitar a quien tenia que visitar, de decir lo que tenia que decir.
Después de esta copa de vino y después de las 5 am
Decido irme a la cama feliz, satisfecha, plena... con una sonrisa (quiza un poco ridícula) en el alma.
Hoy, no tengo nada más que decir
:-)
ResponderBorrarOjala, se pudiera ir a dormir así, siempre... jeje..
ResponderBorrardespues de todo...
ResponderBorrarla pasaste super no???
“…después de contemplarlo (el recibo de la luz) y llevar la copa de aguardiente cocuy a mis labios (para calmarme) decidí colocar mi cuerpo sobre el sofá (para evitar el ataque). Lentamente, abrí la cartera y escuché el doloroso canto de la sirena (“por qué no trabajas, pendejo”) que me advertía de un percance (estamos pelando).
ResponderBorrarLuego, me fui a la cama feliz… a sabiendas de que las cosas sólo podían MEJORAR, ya que pa’bajo, ¡imposible!”
Saludos, poeta,
V.